Las Epístolas Pastorales (1& 2 Timoteo y Tito) son una rica veta (suministro) para los líderes – una sección completa del Nuevo Testamento que fue escrita para los líderes cristianos; y que se enfocó en los temas claves pertenecientes al liderazgo de iglesia. He estado leyendo y releyéndolos por los últimos años – y continúo siendo iluminado y desafiado por todos éstos, con una intensidad fuera de proporción con respecto a su largo.
Esta noche, quiero considerar un capítulo particularmente rico en las Epístolas Pastorales – 2Timoteo 2. Aquí tenemos el corazón mismo de la última carta de Pablo a Timoteo, en el cual él urgentemente le recuerda a Timoteo seis elementos que deben caracterizar su liderazgo. Aunque fueron dirigidas a un líder específico en un contexto específico, ellos tienen relevancia universal. Y aunque ellos no describen cada cosa que un líder necesita saber, hacer y ser, ellos sí describen “la gran visión.” He encontrado extremadamente útil revisar estos elementos para mi mismo, y pasarlos a otros líderes más jóvenes con el mismo propósito.
Leer 2:1. Aunque este elemento recibe la menor cobertura, es el primero porque es fundamental/fundacional. Todos los otros distintivos del liderazgo cristiano deben estar arraigados y crecer desde un apropiación en forma regular de los recursos sobrenaturales y no merecidos que Cristo suple. Dicho de otra manera, el liderazgo auténtico cristiano (como lo veremos muy pronto) es totalmente imposible por nuestros propios recursos.
1Corintios 15:8-10 y 2Corintios 2:16b; 3:5,6 debiera ser nuestra experiencia profunda y continua – tanto en profundidad de conciencia de nuestra ineficiencia y no merecimiento para liderar para Cristo, y profundizando en confianza de que su gracia nos hace completamente merecedores y nos provee con la completa capacidad/competencia. Tal como David “se fortaleció en el Señor su Dios” (1Samuel 30:6), debemos saber cómo “ser fuertes en la gracia que está en Cristo Jesús.”
¿Qué es esta gracia en Cristo en el cual nosotros debemos ser fortalecidos? Va mucho más allá del perdón de nuestros pecados – aunque esto es maravilloso (Lucas 10:17-20). Los “así que” nos llevan de vuelta al capítulo 1, donde Pablo recuerda a Timoteo de varios aspectos de la gracia de Cristo. ¿Puedes personalizar estos aspectos de la gracia de Dios?
Él te ha provisto con mentores para prepararte para este rol. Y él te provee ahora con compañeros fieles (1:3-5, 16-18).
Él te provee con su Espíritu – quién te ha dotado para hacer contribuciones únicas, y quien te puede empoderar para vencer todos tus miedos y amar a los demás efectivamente (1:6,7).
Él te ha llamado a jugar un rol único en su plan para edificar su iglesia. Tú no estás en este lugar, jugando un rol por accidente – desde toda la eternidad este fue el plan de Dios para ti (1:9).
Él te protegerá para que puedas completar tu servicio – y luego él te garantizará vida eterna y te recompensará por tu servicio (1:10,12).
El liderazgo público fructífero está arraigado en un consumo (toma) privada de la gracia de Cristo (ANALOGÍA DEL ICEBERG). La esencia del liderazgo cristiano es dar la gracia de Cristo a los demás—y no podemos dar a los demás lo que nosotros no estamos recibiendo regularmente. Si tomamos a Jesús seriamente, creemos que la causa más común de un ministerio no fructífero es el fracaso de permanecer en él (Juan 15:4,5).
Los líderes cristianos efectivos hacen esto en una variedad de formas (es decir, tiempo a solas con Dios; retiros periódicos; orando las promesas de Dios; a través del día creyendo las peticiones para otro llenado; darse ánimo mutuo con otros obreros, etc.) – ¡pero ellos lo hacen porque ellos saben que esta es su sustento/su cuerda salvavidas! Y pasan esta prioridad a los líderes más jóvenes, lo que nos trae al próximo elemento esencial…
Leer 2:2. El segundo elemento esencial es que debemos priorizar el desarrollo de los nuevos líderes. Este es el primer imperativo horizontal, tal vez enfatizando su importancia estratégica. Aunque podemos estar seguros que Pablo había modelado e instruido a Timoteo en la importancia de esta tarea, él se lo recuerda nuevamente.
¡Qué recordatorio extremadamente necesario para nosotros hoy en día! La iglesia evangélica americana ha relegado el desarrollo de los líderes de la iglesia principalmente a los seminarios. Aunque los seminarios pueden jugar un rol fundamental – principalmente en la instrucción teológica – ellos no podrán jamás desarrollar líderes de la manera que un líder sazonado puede hacerlo. Esto es en parte porque la naturaleza del liderazgo cristiano involucra mucho más que (pero no menos que) el entrenamiento teológico. Estos otros elementos esenciales de liderazgo se desarrollan mejor en las trincheras del ministerio a través del mentoreo personal por otros líderes cristianos más maduros.
Tal vez no hay mejor aplicación de la máxima: “lo bueno es el enemigo de lo mejor.” Como líderes, podemos hacer muchas cosas bien (enseñar, administrar, entregar visión, etc.) y cuidar de muchos problemas urgentes – pero si fallamos consistentemente y conscientemente en desarrollar nuevos líderes, ¡llevaremos a la ruina el futuro de esta parte de la iglesia cristiana de la cual nos hemos hecho mayordomos!
Pocos de nosotros nos sentimos calificados para hacer esto—pero por la gracia de Dios debemos hacer lo mejor que podemos, ¡y por su gracia podemos hacer mucho mejor de lo que jamás pensamos que sería posible! Recomendar el libro de Dennis (¿Organic Discipleship?).
Leer 2:3. Nótese que Pablo no está simplemente diciendo “Soporta el sufrimiento si no lo puedes evitar.” Este mandato a sufrir adversidades, a abrazar las dificultades del liderazgo cristiano de la misma manera en que un buen soldado abraza las penalidades de una batalla. Esto es lo que Watchman Nee llama “tener una mente para sufrir” – “Hay mucho sufrimiento que podemos evitar si deseamos; pero si hemos de ser útiles para el Señor, hay una necesidad fundamental de hacer una elección deliberada por la senda del sufrimiento por Su causa. A no ser que adquiramos una disposición a sufrir por Él, la obra que hacemos será de una calidad muy superficial.” .
En este elemento Pablo pasa la mayor parte de su verborrea. Tal vez esto es porque Timoteo, debido a su miedo, era más adverso a este aspecto del liderazgo cristiano y más tentado a transigir en este tema. Es apropiado para nosotros debido a que vivimos en una cultura (y estamos hasta cierto punto infectados por esta) que no tiene virtualmente categoría para esta mentalidad.
¿Qué tipo de sufrimiento son llamados a abrazar los líderes cristianos? Pablo usa tres metáforas para describir tres tipos de penalidades.
Leer 2:4. Al igual que un soldado en servicio activo, debemos abrazar la dificultad de permanecer enfocado en el trabajo y sin enredarnos en los asuntos de la vida cotidiana. Cuando estás en la reserva militar, tú te puedes enfocar principalmente en tu carrera, tus pasatiempos, etc. Pero cuando estás en servicio activo, todo cambia—tú debes integrar todo lo que está a tu alrededor a las demandas de la guerra y a las órdenes de tu líder. Estamos en guerra, Cristo nos llamó a un servicio activo, y debemos enfocar nuestras afecciones y energía en gran desafío del alto llamado de guiar a los demás hacia la batalla. ¿Existe un peligro de volverse fanático en esto? ¡Estoy seguro que existe – pero no creo que este sea el peligro para la mayoría de nosotros (incluyéndome)! ¡No podemos agradar a Aquel que nos enlistó a no ser que abracemos este sufrimiento!
Leer 2:5: Al igual que un atleta, debemos abrazar la dificultad de competir de acuerdo a las reglas. Hay ciertas cosas que debo evitar a toda costa porque estas descalificarían mi liderazgo (PECADO SEXUAL; MALA CONDUCTA FINANCIERA; VOLUNTAD AUTORITARIA; ORGULLO EGOÍSTA). Existen ciertos tipos de reglas de entrenamiento que debo aceptar para poder competir al nivel más alto (HÁBITOS ESPIRITUALES DISCIPLINADOS; LIBERTAD DE LA AUTO INDULGENCIA). David Aikman habla de las grandes “seis almas” que cambiaron el siglo XX para bien: “Cada uno demostró una auto disciplina fenomenal desde una temprana edad y continuó mostrándola a lo largo de su vida.” Nuevamente, existe la posibilidad de excesos neuróticos en esta área para algunos de nosotros—pero ¿no somos todos nosotros mucho más vulnerables a la autonomía y a la falta de disciplina? ¡No podemos ganar el premio a no ser que compitamos de acuerdo a las reglas!
Leer 2:6. Al igual que un agricultor, debemos abrazar el sufrimiento de trabajar duro. El liderazgo cristiano, al igual que los campos no mecanizados, involucra una cantidad increíble de trabajo diario duro sin tener resultados inmediatos (ORACIÓN; INVERSIÓN EN LOS DISCÍPULOS; SEMBRANDO SEMILLA; 2TIMOTEO 4:2b). Watchman Nee dice “En algunos lugares no existe cosecha por la simple razón que existen demasiados cristianos que les desagrada trabajar.” Tenemos un dicho cuando los trabajadores jóvenes se quejan de la carga : “Es por eso que lo llamamos trabajo cristiano – y no juego cristiano.” ¡No podemos cosechar a no ser que trabajemos duro!
¿Cómo debiéramos responder a este desafío? ¿Golpeándonos con la culpa perfeccionista? ¿Dejando a un lado el desafío de Pablo diciendo “Estoy bajo la gracia?” No, sino que más bien siguiendo 2:7 (leer) – considerando lo que él dice delante de Dios para que nos pueda dar entendimiento a cerca de lo que él quiere trabajar en nosotros ahora mismo…
Para poder abrazar estos sufrimientos e inspirar a otros a hacer lo mismo, tenemos que tener profundas convicciones acerca de porqué este elemento es importante y vale la pena. Esto es lo que enfatiza Pablo en 2:8-13. Puedo tratarlos brevemente—tú (y yo) podríamos necesitar reflexionar profundamente en estos.
Sufrir por la voluntad de Dios lleva al avance victorioso del plan de Dios – con Jesús (2:8), con Pablo (2:9), y con nosotros igualmente.
La urgencia de la necesidad de salvación para un mundo perdido requiere esta mentalidad (2:10).
El prospecto de recompensa eterna debiera motivarnos abrazar el sufrimiento ahora (2:12).
El cuarto imperativo se encuentra en 2:15 (leer) – los líderes cristianos deben mantener central en su liderazgo, el predicar la Palabra de Dios. Si esto suena demasiado obvio para detenerse, considera que los otros cuatro versículos en esta sección son acerca de la enseñanza falsa que se ha infiltrado en la iglesia de Éfeso.
“Maneja con precisión” es orthotomeo, lo que significa “tomar un camino/sendero recto.” En contraste, los maestros falsos “se desvían” (astocheo) o pierden el blanco. El supuesto aquí es que las personas en la iglesia si escuchan y están profundamente influenciados por lo que los líderes dicen o enseñan. A no ser que tomemos el camino recto para enseñar la Palabra de Dios precisa, clara, profunda y relevantemente, el pueblo de Dios por defecto será influido por aquellos dentro de la iglesia que pierden el blanco y se están desviando de la fe.
Esto ocurrió en la mayoría de las denominaciones protestantes a inicios de 1900s lo que fue conocido como la controversia Fundamentalista- Modernista. La mayor parte del Fundamentalismo se había convertido en un ghetto cultural caracterizado por predicación superficial moralista. La mayoría de las denominaciones finalmente fueron tomadas por líderes que destruyeron el evangelio en nombre de mantener el cristianismo relevante para una cultura modernista, anti sobre natural. El resultado trágico era que miles de iglesias sacrificaron la verdad por relevancia cultural – y por lo tanto decayeron porque ellos ya no tenían un mensaje distintivo/inconfundible para proclamar. Por contraste, el movimiento evangélico que se levantó después de este cisma fue grandemente bendecido por Dios porque permaneció fiel a la escritura mientras corregía muchos errores del Fundamentalismo.
Creo que estamos siendo testigos de un desarrollo similar en la iglesia evangélica de hoy en día. Debido a nuestro fracaso para comunicar la Palabra de Dios de esta manera, una generación entera podría perder el blanco y desviarse después hacia movimiento Emergente, que denigra la importancia de la doctrina bíblica y (consecuentemente) guía a las personas a una ideología postmodernista que ni siquiera es cristiana. Sé que esta es una generalización, y estoy consciente de que hay excepciones – pero siento que debo decir que esto es lo que está en riesgo y lo que ocurrirá a no ser que tomemos el encargo de Pablo seriamente (puede que sea demasiado tarde).
Específicamente, debemos modelar sin disculparnos y llamar a una predicación llena de contenido y serios estudios bíblicos. ¡La mejor defensa es una buena ofensa! El movimiento Emergente pone la doctrina en contra de la experiencia, y la narrativa bíblica en contra de las proposiciones – estas son horribles falsas antítesis. El verdadero cristianismo es rico en experiencia espiritual (COMUNIDAD; SANIDAD EMOCIONAL; PODER DE DIOS EN EVANGELISMO; etc.), y la iglesia evangélica demasiado frecuentemente ha estado desprovista de una experiencia espiritual verdaderamente saludable. Pero la respuesta es ¡nunca devaluar la Biblia en el nombre de la espiritualidad! ¡Ahora, más que nunca, necesitamos liderar el camino con predicación bíblica profunda y vehemente!
Ahora Pablo cambia del contenido de la enseñanza del líder a la cualidad de su carácter. Leer 2:19b-22. Aquí el contraste es entre dos diferentes tipos de vasos o utensilios en una mansión. Algunos vasos son para uso noble que trae honor al dueño (VASO DE PORCELANA FINA), mientras que otros vasos son para propósitos poco honrosos y no traen honor al dueño (TAZA DEL WC; TIESTO DE BASURA).
La analogía es obvia – seremos ya sea usados por Dios para sus nobles propósitos y para glorificarlo, o seremos usados para nuestra propia naturaleza pecaminosa y no traeremos gloria a Dios. Pero a diferencia de los vasos inanimados, los cuales no tienen elección a cerca de lo que son o con qué propósito serán usados, nosotros podemos elegir ser vasos que sean grandemente usados por Dios y traerle mucha gloria (2:21).
La condición es que desarrollemos un carácter piadoso. Y aunque es Dios el que suministra el poder para transformar nuestros caracteres, el líder cristiano debe estar activamente y completamente comprometido en cooperar con Dios en esta transformación.
Nótese la intensidad de los verbos – tanto negativo (“apartarse de las iniquidades;” “si alguno se limpia de estas cosas;” “huye de las pasiones juveniles”) y como positivas (“esmérate en seguir la justicia, fe, amor y paz”).
Y nótese la clara conexión entre esto y un ministerio fructífero (“si un hombre se limpia … él será…útil para el Señor, preparado para toda buena obra”). Hay una conexión indispensable entre tu continua santificación y tu efectividad en el liderazgo.
Antes de ponerte debajo de una pila (porque estás siendo honesto con respecto a tu depravación) o te vuelves orgulloso/con aires de superioridad (porque estás siendo deshonesto), recuerda que el tema aquí no es la perfección, sino más bien capacidad de responder y progresar.
¿Respondes a la mano de Dios cuando él correctivamente toca una conducta y actitud (incluso si otros no lo traen a la luz) – o te reservas el derecho de despreciar la convicción de Dios? ¿Respondes a las instancias de Dios para tomar pasos de fe o expresar su amor o humildemente resolver un conflicto – o te reservas el derecho a ignorar y desobedecer la guía de Dios? A menudo es a través de estas decisiones secretas que obtenemos o perdemos el poder espiritual en nuestro liderazgo.
¿Estás haciendo un progreso en esta área? ¿Ven este progreso los que están alrededor tuyo (leer 1Timoteo 4:12,15)? Como líderes, a menudo pensamos que nuestra labor principal es asegurarnos de ver que otros hagan progreso – ¡pero Pablo dice que es para asegurarnos que ellos vean que estamos haciendo progreso! Cuando está ocurriendo, el Espíritu de Dios nos da autoridad moral para que podamos inspirar a otros a dar sus vidas más completamente a él.
¿Dónde ha estado Dios trabajando en tu carácter últimamente? (En mi caso, si no puedo responder esta pregunta, sé que estoy en un peligro especial.) ¿Cómo estás respondiendo a lo que él te ha estado mostrando? ¿Quién más sabe acerca de tus respuestas a estas preguntas (“junto a los que invocan al Señor con un corazón puro”)?
Ahora llegamos al último elemento esencial del liderazgo cristiano en este capítulo – que debemos tratar apropiadamente con aquellos en la iglesia que pecaminosamente se oponen a nosotros. Leer 2:23-26.
CALIFICACIÓN: No todos los que se nos oponen encajan en esta categoría. Algunos que están en desacuerdo pueden amarnos y apoyarnos – “fieles son las heridas del amigo.” Algunos son simplemente ovejas que están siendo persuadidos/influenciados.
Pero sólo los líderes cristianos ingenuos/inexpertos creen que ellos pueden liderar al pueblo de Dios hacia delante, sin tener que tratar con gente pecaminosa que están siendo usados por Satanás para oponerse a la obra. Pablo le dijo a los ancianos de Éfeso que esto ocurriría (Hechos 20:30)—y así había ocurrido, y ahora Timoteo debe tratar con esta gente.
EJEMPLOS: falsa doctrina; calumniadores disidentes; abogaban por transigencia moral
Este es un tema muy complejo. Existen muchas variables (es decir, severidad del tema; posición/influencia del oponente; cuántos y qué clase de personas están involucradas) y no hay fórmula – debemos obtener la sabiduría de Dios para manejar esto apropiadamente. Pero las palabras de Pablo aquí nos proveen con algunas pautas útiles:
Debemos dirigir la situación, no evitarla o esperar que se vaya sola. En materias serias como estas, el evitar es a lo más ingenuo; y lo peor, es una protección de uno mismo pecaminosa que nos descalifica como mercenarios/interesados sólo por dinero. (Sospecho que esta era la tendencia de Timoteo – y es la mía igualmente.) Por el bien del oponente (si es que se arrepiente) y por el bien de la iglesia (si es que no se arrepiente) y por la reputación de Cristo, debemos estar dispuestos a meternos en el lío, contando con el poder de Dios para sostenernos.
Debemos dirigirnos a los oponentes redentoramente (“gentilmente;” “amablemente;” “paciencia”), sinceramente tratando de ayudarles a arrepentirse – no hundiéndose en el barro con ellos al pelear o ser abusivo. Esto es importante no sólo porque puede influenciar los oponentes a arrepentirse (2:25 “si tal vez…”), sino que también aquellos que están observando serán influenciados, tanto por cómo nos manejamos nosotros como por si estamos correctos a cerca del tema. Si lo echas a perder aquí, asegúrate de reconocerlo y pedir disculpas (vs. Escondiéndolo porque tienes miedo a que perderás tu autoridad).
Debemos mantener el enfoque en lo que Dios dice en Su Palabra (“enseña;” “corrige”). Esta disputa no es acerca de las personalidades o de las preferencias personales u opiniones en temas teológicos menores. Es a cerca de lo que Dios dice, y acerca de lo que Dios dice en materias muy importantes. Así que debemos dejar en claro que estamos bajo la Palabra de Dios, y que estamos llamando al opositor (quien clama seguir a Jesús) a que se una a nosotros bajo la Palabra de Dios.
¡Esta es un verdadero desafío de un alto llamado! Pero la gracia de Cristo suplirá todos los recursos que necesitamos para ser líderes como estos. ¡Si su gracia pudo capacitar a un Timoteo tímido, su gracia podrá capacitarnos a nosotros!